Es importante comenzar esta nota aclarando porque denominamos al idioma que hablamos casi quinientos millones de personas como castellano y no español, la razón es muy sencilla, el idioma español no existe…
El idioma castellano y la cultura castellana son originarios de la zona de Castilla en España, quien impuso su idioma y cultura con la consolidación de España como reino, luego de la expulsión de los musulmanes y judíos de la Península Ibérica durante el siglo XV, fecha que coincide con la colonización española de las Américas. De esta forma la castellanización no solo afecta a los habitantes de España, sino a todas las colonias españolas en el exterior. Realmente el idioma castellano arraigó más en las colonias iberoamericanas que en España ya que, a pesar que la imposición del castellano perduro hasta mediados del siglo XX con la dictadura franquista, en los estados o provincias españolas el pueblo conservo su cultura ancestral, perdurando idiomas como el catalán, gallego, euskera, valenciano, aranes, aragonés, etc. .
Por eso la denominación “castellanización”, desde el punto de vista lingüístico, es el proceso de asimilación lingüística del castellano en regiones donde se hablaba otras lenguas.
¿Qué es un ente?
Analizaremos la consistencia del debate seudo-feminista sobre algunas palabras, que se han popularizado en los últimos tiempos… por ejemplo “Presidente o Presidenta”, “estudiante o estudianta”, etc.
Como sabemos la mayoría de los verbos, sustantivos y adjetivos, en TODOS los idiomas, para demostrar acción o posesión, se unen a otras palabras, es decir son dos palabras o más, que conformando una, contienen a todas, y que conservan sus significados individuales u originales.
Para responder a la pregunta: ¿Qué es un ente?
El término “ente” deriva de “entidad”, que en su sentido general denomina a todo objeto, concreto o abstracto; que puede ser una mesa, una empresa, una creencia o una persona.
El tema es bastante complejo, al punto que el filósofo español Antonio Millán-Puelles, en su obra “Teoría del objeto puro” analiza el ente ideal en el pensamiento de Edmund Husserl y Nicolai Hartmann ya que, según el autor, es uno de los temas fundamentales del sustrato epistemológico.
Pero, por ser este un trabajo periodístico, no incluiremos conceptos de las fenomenologías ontológicas o epistemológicas. Por esto tomaremos la definición más común de "ente", que es "quien tiene identidad", en definitiva "el que es".
Participios pasivos y activos
Como expresamos, muchos verbos, sustantivos y adjetivos “participan” con otras palabras para conformar conceptos, estos se denominan “participios”, los más utilizados son:
“Participios pasivos o pretéritos”, “Participios activos o de presentes”, “Participios futuros” y “Participios absolutos”, ahora nos concentraremos en los dos primeros para no desviarnos del tema tratado.
-“Participios pasivos o pretéritos”, indican una acción pasada, en sentido gramatical, adjuntando el término “ido” o “ida”.
Para ejemplificar podemos citar:
Persona que corrió… ha corrido
Persona que durmió… ha dormido
-“Participios activos o de presentes”, denotan la acción del verbo, en sentido gramatical, pero se integran con adjetivos y sustantivos, incluso con preposiciones y adverbios.
Para ejemplificar podemos citar:
Adjetivos: alarmante (que alarma), permanente (que permanece).
Preposiciones: durante (que perdura en la acción), mediante (que media en la acción).
Adverbios: bastante, (que basta o alcanza).
Sustantivos: cantante, (que canta), estudiante (que estudia), presidente (que preside).
En base a esto último, cuando queremos nombrar a la persona que tiene la capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "ente".
Por esa razón el “ente” que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", la oficina o lugar desde donde preside es “la presidencia” y nunca “el presidencio”, independientemente del género (masculino o femenino) de la persona que realiza la acción.
De manera análoga, se dice "capilla ardiente" y no "ardienta"; "paciente" y no “pacienta"; "dirigente" y no dirigenta"; "residente" y no "residenta”.
Genero de los sustantivos
Los sustantivos comunes en cuanto al género, designan seres animados y tienen la misma forma para los dos géneros gramaticales. Debemos recordar que el género del sustantivo, que se corresponde con el sexo del referente, lo señalan los determinantes y adjetivos con variación genérica: el joven y la joven, el testigo y la testigo, el soprano y la soprano, etc. igual que los pocos sustantivos que terminan en i o en u, como el o la maniquí y el o la gurú
No ocurre igual con los sustantivos referidos a títulos y profesiones, que se ha desdoblado en el caso de termina en o y r, pero se mantienen en caso de terminar en a, por ejemplo:
Se desdoblan: médico-médica, abogado-abogada, ingeniero-ingeniera, doctor-doctora, etc.
No se desdoblan: dentista, periodista, artista, taxista, pianista, telefonista, violinista, etc.
Un caso diferente es cuando el nombre de una profesión o cargo está formado por un sustantivo y un adjetivo, ambos elementos deben ir en masculino o femenino dependiendo del sexo del referente, por ejemplo: la primera ministra, una detective privada, etc., y no la primera ministro, una detective privado.
Conclusión
Por favor no “inventemos” un idioma para cada género, no creamos un idioma para defender posiciones políticas o sociales, creyendo que defendemos un género, ya que terminaremos con un idioma para hombres, un idioma para mujeres, un idioma para homosexuales, un idioma para bisexuales, un idioma para asexuales, etc. etc. etc., en definitiva, un idioma que en lugar de integrarnos nos separamos.
Cesar Leo Marcus